Vivir en espacios reducidos es una oportunidad para repensar nuestro hogar con creatividad y consciencia. Cada metro cuadrado cuenta, y el orden se convierte en una herramienta poderosa para generar bienestar.
Para comenzar, identifica las zonas que acumulan objetos sin uso y aplica la regla de oro: si no lo has utilizado en los últimos seis meses, probablemente no lo necesitas. Luego, apuesta por soluciones verticales: estanterías altas, colgadores detrás de puertas o percheros de pared.
Los muebles multifunción también son clave: mesas que se pliegan, camas con cajones, bancos que esconden compartimentos. Una estructura flexible facilita que el espacio cambie contigo.
Además, jugar con la percepción visual puede ampliar espacios: tonos claros, espejos estratégicos y líneas limpias crean sensación de ligereza. Apuesta por el blanco roto, el gris piedra o el beige cálido.
No olvides los textiles: una alfombra bien ubicada o unas cortinas ligeras en tonos neutros pueden transformar un rincón sin saturarlo.