Una cocina funcional es aquella que combina tres aspectos esenciales: orden, accesibilidad y belleza. No necesitas tener una gran cocina para disfrutar de una experiencia cómoda y estética.
Diseño eficiente: Distribuye los elementos siguiendo una lógica de uso: utensilios cerca de la zona de cocción, vajilla cerca del fregadero, despensa bien dividida. El diseño en “triángulo” sigue siendo clave: frigorífico, fregadero y fogones deben estar en equilibrio.
Almacenaje bien pensado: Apuesta por cajones con compartimentos, estantes abiertos con botes etiquetados, organizadores para especias y cestas para frutas.
Estética simple y coherente: Elige colores neutros y materiales resistentes. Blanco mate, gris piedra o beige combinan con electrodomésticos en acero o negro mate. Añade madera clara para calidez y un estilo nórdico atemporal.
Iluminación funcional: Luz directa sobre zonas de trabajo, y luz cálida ambiental para el resto. Una tira LED bajo los estantes puede transformar por completo la atmósfera.
Textiles y detalles: Paños de cocina de lino, alfombras lavables, tablas de corte de madera… Todo suma si está bien elegido.